Esto es algo que escribí hace algún tiempo, aunque no sé si llegó a leerlo quién tendría que haberlo leerlo. De todas formas, quien consiga llegar al final (si es que alguien lo consigue) merecería un premio. Lo pongo tal cual lo escribí entonces, sin corregir ni nada, así que disculpad si hay algo que no esté muy bien escrito o no se entienda. Creo que se me fue un poco la olla por entonces, demasiadas noches sin dormir haciendo proyectos y análisis me han vuelto excéntrico. La verdad es que creo que es mejor leerlo de una tacada, pero si lo leeis a trozos tampoco pasa nada.
La misma frase con la que se empezó:
A veces uno se pregunta qué es la amistad; supongo que ésta es una manera demasiado tópica de comenzar a hablar sobre el tema, pero es la mejor manera de que te salgan las cosas, como si lo estuvieras pensando a las vez que escribes. A lo largo de siglos, el tener un amigo o no se ha convertido en una amalgama de ventajas que vienen acompañadas con sus desventajas. El tener un amigo en algún momento y lugar determinado puede salvarte en más de una ocasión de un problema serio; pero también puede dártelo. Ahora bien, cuando una persona hace algo por otra, ¿quiere decir que es su amiga? ¿Hasta qué punto se considera así? Es tan difícil de determinar.
Alguien puede tener a su disposición infinidad de medios, poder o dinero, y ayudar a otra persona, incluso solucionarle la vida; pero eso no quiere decir que se convierta en mejor amigo que, por ejemplo, el vecino que suele aparecer en casa del otro para tomarse unas cervezas. Puede que éste último le deje el salón hecho un asco, puede también producirle menor satisfacción estar con él que con el que le solucionó la vida, el que posee más clase y dinero. Pero ya no tiene sentido seguir hablando de esto, se ve bastante claro que lo que voy ha decir es que la amistad con el vecino es mucho mejor que con el adinerado. Eso es a lo que la sociedad de bienestar ha sido educada, a pensar que el que tiene dinero hace las cosas por avaricia y prepotencia, y que la persona humilde es la amigable. No digo que no; pero es un criterio sin consistencia, hay que buscar otro.
Por ahora ya hemos visto que el concepto de amistad viene determinado por una serie de prejuicios que cambiarán según la ideología de los demás; vemos que el dinero, la posición, o (introduciéndonos en terrenos más practicables) la popularidad, convierten a una persona en su mejor “amiga”, o enemiga, atendiendo a la teoría de que cada concepto se acompaña de su contrario. También hemos visto que lo que otra persona hace por otra, sobre todo en ámbitos materiales, no son de fiar; si ya nos metemos en los aspectos emocionales, apoyo psicológico, etc, podemos estar más cerca de una amistad; aunque también puede entrar en relación los intereses de la persona que ayuda (incluso de forma inconsciente). Nunca podremos saber si una persona ayuda a otra, no ya para manipularla o buscar sus propios intereses, sino para satisfacer su propio egoísmo, el deseo de quedar bien ante los demás y ante sí mismo, quedando tranquilo de conciencia. ¿De dónde podemos, entonces, buscar la respuesta a la amistad? ¿Quizás en el trato?
Hay multitud de amistades diferentes, cada una de ellas se ha forjado en situaciones dispares; obviamente no se va a desarrollar igual una relación de alguien que conoces a los treinta, que una que llevas conociendo desde pequeño; al igual que el trato, que va a ser también muy distinto. Las que comienzan tarde suelen ser más maduras y serias; las que vienen de la infancia arrastran la inmadurez típica de estas edades (insultos, críticas y bromas inaguantables) que, traspasada a la mente adulta, puede hacer parecer inviable la amistad. El cambio radical de nuestra personalidad al pasar de la adolescencia a la madurez hace peligrar bastante este tipo de relaciones. Pues cuando éramos pequeños no teníamos realmente la libertad de poder elegir nuestra vida, nuestros amigos, no éramos nosotros, éramos débiles imágenes de nuestros padres; después cambiamos y ya nos convertimos en nosotros. Puede que el trato no interfiera tanto en la amistad como podríamos pensar, puede parecer desagradable o agradable, pero depende tanto de la personalidad de cada uno, que tampoco sirve para demostrar la verdadera amistad. Vemos por tanto, que lo que pensamos de los demás está muy condicionado por nuestra forma de ser, y que a veces se puede llegar a ser muy injusto con personas que nos dan un trato diferente (sí, desagradable para nosotros). Ahora, la pregunta es, ¿cómo sabemos si es injusto o no lo es? ¿Cómo sabemos si una persona se merece nuestra amistad o no? Es decir, ¿cómo descubrimos la amistad?
Es muy difícil de saber, a veces es necesario dejar pasar un tiempo. Es lo único que nos puede hacer ver por encima de nuestra personalidad, nuestras costumbres, de nuestros prejuicios. Dicen que los sentimientos que realmente perduran son los que valen, aunque en verdad esto no es del todo completo; pues los buenos sentimientos han de ir acompañados de sus contrarios, la furia, el odio... De otra manera, creo que se trataría de una relación artificial. Puede que no sepa clasificar una amistad, pero pienso que esa sensación, de recordar repetidamente a alguien que hace tiempo que no ves, de no pegar ojo después de una pelea con un amigo, de preguntarte a ti mismo si el otro estará pensando en ti como tú haces en este momento...Es entonces cuando merece la pena hablar de amistad (aunque después el tiempo diga lo contrario). De nada sirve que un supuesto amigo te de un sabio consejo y te trate de la mejor manera, si después va a dejar de pensar en ti en el momento justo en que te des la vuelta. En ocasiones uno se pregunta qué clase de persona es, si se merece tener el afecto de alguien. Son las dos y media de la mañana del sábado, estoy cansado y tengo sueño desde hace dos horas. Música de fondo: Travis, Placebo, REM, Avril Lavigne, Oasis, Kent, Audioslave, Cramberries, Dover, Tatu, Muse, Jeff Buckey, The Strokes.
A veces uno se pregunta qué es la amistad, y he aquí otra alusión tópica para finalizar, la de terminar con la misma frase con la que se empezó.
Si has llegado hasta aquí te doy mi enhorabuena por aguantar este tocho. Bye!!