Tener que prepararme tan solo una asignatura este verano me ha animado a tomarme una de las vacaciones más completas de mi vida. El año pasado fui a Londres y yo sabía que este tampoco podía quedarme sentado en el sofá de mi casa; ese fue el motivo por el que, con miedo a verme obligado a quedarme en casa, me apunté con siete amigos más a la Expo que se celebraba en Zaragoza durante el verano. Eso estaba muy bien, pero yo quería algo más. Había estado todo el año asistiendo a clases de Historia de la Arquitectura y me había empapado de las obras del Renacimiento italiano durante el 1400 y el 1500. No recuerdo si la idea se me ocurrió a mí o a mi amigo Roquette, o si fue a los dos a la vez, pero pensamos en hacer un viaje por el norte de Italia. Enseguida conseguimos que se nos unieran tres amigos más, en total éramos cinco, ni muchos ni pocos.
Fue acabar los examenes e irme directamente a la Expo de Zaragoza. El tema de la Expo era el agua, por lo que todos los países participantes tenían que sacar a relucir el tema del agua de la manera más ingeniosa posible. Hicimos el viaje en coche y por tanto, en dos etapas, en la primera dormimos en Toledo, un sitio que recomiendo visitar. Después fuimos a un pueblecito cerca de Zaragoza llamado Fuendetodos, cuyo máximo interés es que allí nació Goya, y nos quedamos en un albergue durante los días que allí estuvimos.
Tampoco quiero aburrir contando detalles, simplemente decir que en el camino de vuelta nos pasamos por un sitio precioso llamado el monasterio de Piedra. Un paraje natural lleno de cascadas y grutas excavadas por el agua. Fue el final perfecto.
Fue acabar los examenes e irme directamente a la Expo de Zaragoza. El tema de la Expo era el agua, por lo que todos los países participantes tenían que sacar a relucir el tema del agua de la manera más ingeniosa posible. Hicimos el viaje en coche y por tanto, en dos etapas, en la primera dormimos en Toledo, un sitio que recomiendo visitar. Después fuimos a un pueblecito cerca de Zaragoza llamado Fuendetodos, cuyo máximo interés es que allí nació Goya, y nos quedamos en un albergue durante los días que allí estuvimos.
Tampoco quiero aburrir contando detalles, simplemente decir que en el camino de vuelta nos pasamos por un sitio precioso llamado el monasterio de Piedra. Un paraje natural lleno de cascadas y grutas excavadas por el agua. Fue el final perfecto.
Cuando por fin llegué a Cadiz, sabía que únicamente iba a estar allí una semana escasa, pues me iba a Alicante (y luego a Madrid) con mis padres. Salí un 28 de julio y ya no volvería a Cádiz hasta cuatro semanas más tarde. Ya en Madrid había quedado con mis otros cuatro amigos para salir en el avión a Roma.
De este viaje habría mucho que decir, pero no quiero alargarme. Solo que en dos semanas nos pateamos Roma, Florencia, Pisa, Livorno, Siena, Bolonia, Venecia y las islas cercanas (Murano y Burano), Vicenza, Verona y Milán.
Ahora ya hace un mes de todo eso y me encuentro en Sevilla empezando las clases, está claro que se me acabó el rollo.